Hace pocos días, Google homenajeó a la N. El 23 de Abril de este año el doodle del famoso buscador, hizo referencia a la letra icono del idioma español por excelencia.

La ñ es la decimoquinta letra del alfabeto español y está también presente en otros  alfabetos relacionados históricamente con el español: asturiano, aimara, bretón, bubi, gallego, extremeño, chamorro, mapuche, tagalo, chabacano, quechua, iñupiaq, guaraní, otomí, mixteco, kiliwa, o’odham, papiamento, rohingya, tártaro de Crimea, tetun, wólof y zapoteco. En 1228 ya aparecía la ñ en el Foro do burgo do Castro Caldelas, escrito en gallego-portugués. Además,  el fonema (el sonido) [ɲ] (el que representa la ñ) figura con otras grafías en muchas otras lenguas: en catalán se representa con el dígrafo “ny”, en portugués “nh”, y en francés “gn”.

    ¿Cómo  y cuándo nació la Ñ? La ñ entró en el diccionario de la Real Academia Española en 1803. Pero el origen de esta letra, de origen español, se remonta casi 1.000 años atrás, en la edad media. En latín, ni la letra ni el sonido correspondiente a la eñe existían.

Pero a medida que el latín fue mutando en las distintas regiones donde se usaba,  empezaron a surgir las lenguas románicas, como el castellano, el francés o el italiano;  y en algunas palabras apareció un sonido nasal (el aire sale por la nariz) palatal (al pronunciarlo el dorso de la lengua se apoya contra el paladar) que hoy identificamos como “eñe”.

Al no existir ese sonido en el latín, los monjes escribas tuvieron que inventar formas de reproducir ese sonido en los textos de las lenguas romance. Así, desde el siglo IX, los copistas empezaron a transcribir el sonido de la eñe de tres formas diferentes:

En el mismo texto aparecían  las tres variaciones fonéticas de la eñe, según la procedencia del copista. No existía una estandarización.  Los escribas que optaban por usar la doble ene (o ene geminada) empezaron a abreviar esta forma, dejando una sola ene y poniendo una vírgula encima (el sombrerito tan característico de la ñ).

Esta solución permitió ahorrar pergamino y facilitar el duro trabajo de los monjes escribanos y copistas .

El uso generalizado de estas tres formas de reproducir el sonido de la eñe en un mismo texto generó una situación caótica, en la que en un mismo texto se podían encontrar las tres variantes (“ñ”, “gn” y “ni + vocal”) sin que hubiese ningún tipo de uniformidad.

Durante el siglo XIV la eñe se extendió en su uso y Antonio de Nebrija la incluyó en la gramática de 1492, la primera del castellano. Esto fue así hasta que en el siglo XIII, la reforma ortográfica del rey Alfonso X el Sabio, que buscaba establecer las primeras normas del castellano, se decantó por la ñ como la opción preferente para reproducir ese sonido.

En 1989 la Comunidad económica Europea y Microsoft presionaron para retirarla del alfabeto español, para estandarizar la fabricación de teclados de alfabetos occidentales. En 1993, España aprobó una ley para proteger su inclusión en los teclados de computadoras por su invaluable significado cultural.

En Noviembre del año 2007 la ñ, finalmente, pudo empezar a usarse en dominios de internet. Después de mucha lucha por que el consorcio de internet adaptara esa grafía, y otras, al universo de las www.

Cabe destacar que la letra Ñ aparece en más de 17.700 palabras en español, lo cual deja en claro el rol fundamental que tiene dentro de la lengua y la cultura hispana. ¿La Ñ es un caso único?¿ Hay que defenderla? ¿Hay que vindicarla como algo propio de quienes hablamos español y otros idiomas que la adoptaron? De alguna manera sí. Sin dudas.